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domingo, 5 de febrero de 2012

CLAVES PARA SER FELIZ MANEJANDO NUESTRAS EMOCIONES


 
Seguramente, alguna vez escuchaste la palabra "neurociencia", pero te sonó aburrida, demasiado científica o inaccesible. Sin embargo, la neurociencia es algo así como el must del siglo XXI, ese imprescindible de temporada que no nos queremos perder por nada del mundo.

Según sus estudios, el cerebro humano está más preparado para registrar las emociones negativas y nuevas, que las buenas noticias. Si bien las investigaciones en neurociencia están empezando a dar sus primeros pasos, especialistas como el psiquiatra Norman Rosenthal (autor de The Emotional Revolution) asegura que las conclusiones recientes coinciden siempre en un punto: "Los acontecimientos negativos evocan reacciones corporales y emocionales más fuertes y más rápidas que los neutrales o positivos".


El miedo, la tristeza, la ira y el disgusto, entre otras, funcionan como nuestros aliados y son mensajes que el cerebro envía para asegurar nuestra supervivencia, no para que seamos plenos y felices como siempre soñamos.

Si el cerebro no registra las cosas que te hacen bien, sos vos quien tiene que esforzarse por valorarlas. Ser feliz es una necesidad cultural, resultado de una búsqueda que viene a sumarse a todas las cosas que hacen a tu bienestar; algunos de los ejercicios que proponen los especialistas son estos:

* Admitir que no todo puede controlarse o aligerarse.

* Saber estar en silencio.

* Construir desde lo que hay y no desde lo que falta.

* Aprender a reírte de ti mismo.

* Hacer saber lo que sientes.

* Identificar el propio potencial.

* No depender de los mandatos externos e internos.

* Cuidar los vínculos más cercanos.

* Ponerte en los zapatos del otro.

* Ser auténtico.

La clave, dicen, es conseguir un cambio de humor para poder tener otro punto de vista frente a una situación determinada: la inteligencia emocional es lo que te ayuda usar correctamente las emociones para tomar las riendas de tu vida. Podés aplicar todas estas pautas o crear las tuyas. No hay reglas unívocas. Lo importante es no anestesiarte y asumir de una vez por todas que el bienestar físico es necesario, pero la salud emocional es la gran reina de esta era.

CLAVES PARA SER FELIZ
1) Dejar ir lo que nos hace mal

¿Cuántas veces insistimos con una relación agotada hace tiempo? ¿O nos quedamos atascados en un trabajo tóxico y mediocre por comodidad?

A veces no podemos soltar la mano y dejar ir lo que nos hace mal. Por miedo a quedarnos solos o a tener que empezar de nuevo, nos resistimos a terminar un vínculo complicado y estéril.

Seguimos dándole oportunidades al pasado y tratando de convencernos de que quizás, si intentamos ser más tolerantes, bajamos las exigencias o nos damos un tiempo, podamos revertir la situación. Pero en el fondo, sabemos que no es cierto: ese novio no va a cambiar y, lamentablemente, no vamos a trabajar menos horas.

2) Fracasar rotundamente

Cuando una amigo nos confiesa que quiere dejar su carrera en el último año de la facultad, todos le aconsejamos lo mismo: que si llegó hasta ahí, la termine.

¿Le diríamos lo mismo si se arrepiente de casarse en la puerta de la iglesia? ¿Le pediríamos que siga adelante porque ya llegó muy lejos y los souvenirs están grabados y los canapés se están secando en las bandejas?

Dejemos las exigencias perfeccionistas para las muñecas y permitámonos fracasar con todas las letras. Podemos huir del altar, dejar una carrera en el último año o volver a los quince días de habernos exiliado. No importa si le dijimos a medio mundo que encontramos al amor de nuestra vida y al mes queremos divorciarnos. Nada puede ser peor que sostener una mala decisión para evitarnos el papelón de haber elegido mal.

3) Ser flexible

¿Qué pasaría si toda la vida soñamos con una familia tradicional, pero nos enamoramos de un divorciado de 55 años que ya se casó tres veces? ¿O si planeamos un viaje perfecto y el hotel resulta ser una pocilga? O peor aún, ¿si nos enteramos de que en la panza, en vez de un bebé, llevamos seis?

En un accidente los objetos flexibles se doblan; los rígidos, se rompen. Tenemos que olvidarnos de los planes perfectos. Nada, nunca, sucede de acuerdo con lo planeado.

4) Evitar la gente que nos hace mal

El masoquismo se nos revela de formas misteriosas. Algunas releemos los e-mails de un ex novio infiel, otras visitamos a una tía que sólo pregunta si estamos más gordas, y otras atendemos llamadas de amigas que aparecen únicamente para pedir un favor.

Todas conservamos relaciones por los motivos equivocados: porque es familia, porque es el padre de nuestros hijos, o porque conocemos a esa persona desde que éramos chicas. Pero ¿es importante que sea familia si nos hace mal? ¿Desde cuándo el cariño es un deber o un compromiso? Lo ideal, claro está, es poder reconciliarte, amigarte, entender a esa persona de tu familia que tanto mal te hace. A la larga, antes de escapar siempre está la opción de perdonar al otro.

5) Aprender a estar solas

Todas alguna vez nos fuimos de vacaciones con una amiga y volvimos peleadas a muerte. Nuestro verdadero "yo" se revela en el preciso momento en que el otro hace ruido a las cinco de la mañana, o se olvida las llaves en la playa y nos deja en el palier.

Cuando se trata de nosotras mismas, la situación es parecida. Es muy difícil conocernos profundamente si compartimos el dormitorio o vivimos tironeadas por la familia.

Para crecer necesitamos espacio, intimidad y distancia.

Si no podemos vivir solas, no importa. Intentemos con un viaje solitario o actividades sin amigas o parejas a la vista.


He aprendido....que nadie es perfecto
hasta que no te enamoras..

He aprendido que....la vida es dura
pero yo lo soy más!!

He aprendido que...las oportunidades no se pierden nunca
las que tu dejas marchar...las aprovecha otro.

He aprendido que...cuando siembras rencor y amargura
la felicidad se va a otra parte.

He aprendido...que necesitaría usar siempre palabras buenas...
porque mañana quizás se tienen que tragar..

He aprendido...que una sonrisa es un modo económico
para mejorar tu aspecto.

He aprendido...que no puedo elegir como me siento...
pero siempre puedo hacer algo.

He aprendido que...cuando tu hijo recién nacido
tiene tu dedo en su puñito...
te tiene enganchado a la vida.

He aprendido que...todos quieren vivir en la cima de la montaña...
pero toda la felicidad pasa mientras la escalas.

He aprendido que...se necesita gozar del viaje
y no pensar sólo en la meta.


He aprendido que...es mejor dar consejos sólo en dos circunstancias...
cuando son pedidos y cuando de ello depende la vida.

He aprendido que...cuanto menos tiempo derrocho...
más cosas hago.



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